4 de mayo de 2012

Nuestra casa: un hogar "medicinal" (Parte 1)


Nuestra casa, un hogar “medicinal”. Parte I
Llegar a casa siempre debería ser lo más placentero de nuestra jornada diaria. En esta primera entrega hablaremos de esa sensación especial que podemos construir para que “llegar a casa” sea nuestra mejor medicina.
Originalmente se denominaba hogar al sitio de la casa donde se encendía el fuego alrededor del cual se reunía la familia para compartir, alimentos y conversación, de allí la expresión “calor de hogar”. Retomar este sentido es fundamental para que haya armonía en nuestra casa, en nuestras familias y se construya un vínculo que nos haga a todos orbitar alrededor de ese espacio.
Si siente que no tiene ganas de regresar a su casa, que al hacerlo se siente pesado el ambiente y no consigue relajarse y descansar, tal vez sea el momento de actuar y hacer algunos cambios. El hogar es un sistema que nos involucra como personas, las relaciones son dinámicas, si algo está mal en nosotros se reflejará en seguida en nuestro espacio y viceversa. Intervenir en nuestro espacio es tal vez una buena manera para hacer esos cambios personales que no sabemos como comenzar.
Algunas recomendaciones para comenzar a hacer cambios :
1.       Examine cada espacio de su casa, siéntese o pase un rato en cada ambiente, detállelo, huela, sienta con los ojos cerrados y tome nota de sus sensaciones en cada uno de ellos.
2.       Allí donde sintió alguna sensación desagradable o pesadez, quédese más tiempo y detalle con mayor profundidad: los colores, los objetos que allí hay, la ventilación, la luz, los olores, cualquier detalle puede resultar importante para comenzar los cambios.
3.       Decídase y “pinche” su voluntad para comenzar a cambiar. Comience por una profunda y detallada limpieza. Examine todo lo que hay allí y deseche o recicle lo que no usa o no necesita. Las cosas que no se usan estancan la energía. Aproveche para renovar o darle otra función a los objetos que le aburren o sorprenda a alguien, regalándole algo que puede serle útil. Verá que nuevas cosas y energías vienen a ese espacio.
4.       De acuerdo al uso que le den a esta área, elige las cosas que dejarás allí y lo que sacarás (también puedes reciclar dentro de la casa con objetos que se encuentren en otros espacios). No hace falta que gastes dinero en este proceso, solo la limpieza le dará al sitio una nueva energía. Aprovecha la ocasión para ejercitar tu creatividad.
5.       Para finalizar, comparte con la familia los toques finales, de manera que cada quien haga su aporte y sienta que el espacio también tiene su sello. Si involucras a todos desde el inicio será mejor aún.
6.       Repite el proceso con todas las áreas de la casa, desde las que sientas más pesadas hasta las que sientas “livianas”, hasta haber limpiado y renovado cada espacio. Pide ayuda a quienes viven contigo y, si vives solo(a), pide a tus amigos (a los que frecuentan la casa), verás lo bien que se siente luego.
7.       Agradece las ayudas, celebra la recuperación y disfruta de tu espacio.
Seguramente durante el proceso sientas agotamiento, deseos de dejar las cosas “hasta allí”, deseos por terminar “rápido”. En esos momentos aprovecha para analizarte, primero está atento(a) a tu cuerpo, a sus señales (dolor, picazón, tensiones u otras reacciones), a tus sensaciones emocionales y a las ideas que te surjan. Así la limpieza y el orden de tu espacio, servirá para limpiar y ordenar tu propia persona.
Feliz Hogar!

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