La dieta vegetariana y el importantísimo complejo B
Las vitaminas son sustancias que
como las grasas, carbohidratos y proteínas, se consideran “Nutrientes
esenciales”, no las producimos normalmente en nuestro cuerpo y debemos tomarlas
de los alimentos. Se clasifican en dos grupos:
Las Vitaminas Hidrosolubles: que
se disuelven y transportan en agua, son la Vitamina C y el importante complejo
B, conformado por 12 vitaminas.
Las Vitaminas Liposolubles: que
se disuelven y transportan en grasas, son A, D, E y K.
Hablemos un poco del importante
complejo de Vitaminas B y de cómo mantener buenos niveles de la misma
consumiendo una dieta vegetariana.
Las vitaminas que constituyen
este complejo son:
B1 o Tiamina: produce las enzimas necesarias para transformar los
carbohidratos en energía, es responsable de la asimilación de glucosa para el
adecuado funcionamiento del cerebro. Su deficiencia provoca falta de
coordinación motora, poca agilidad, dolores musculares, especialmente en las
piernas, deficiencias visuales y nerviosismo. Se encuentra en grandes
cantidades en los frutos secos (nueces, almendras, avellanas, mani y otros),
los granos o legumbres (caraotas, arvejas, lentejas y otras) y en los cereales
integrales (arroz, avena, maíz, trigo y otros). Las dietas ricas en alimentos
refinados contienen muy bajo contenido de esta importante vitamina.
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| Cereales Integrales |
2 o Riboflavina: produce las enzimas tiroideas que intervienen en
la transformación de alimentos en energía. Interviene en el proceso de
oxigenación celular y es responsable de la integridad de mucosas y piel. Junto
con la piridoxina (B6) y la niacina (B3), actúa sobre el sistema inmunológico.
Con otras vitaminas del complejo B, produce glóbulos rojos. Su deficiencia
puede generar problemas visuales y de piel, tardanza para sanar heridas, labios
agrietados, úlceras en piel, labios y otras mucosas. Los vegetarianos deben
consumir: semillas de calabaza o auyama, ajonjolí (sésamo) y girasol, cereales
integrales, pistachos y nueces de macadamia son ricas en Vitamina B2. Aunque las
verduras, hortalizas y frutas contienen menos, las más importantes son:
aguacate, espinacas, espárragos, auyama, bócoli, hongos, mangos, manzanas y
frutos secos (ciruelas, higos y otros).
B3 o Niacina: además de contribuir con la obtención de energía, la niacina
interviene en el metabolismo de las grasas, ayuda a relajar los vasos sanguíneos
mejorando la circulación, mantiene las mucosas de boca e intestino, así como la
piel, en buen estado. Su deficiencia grave causa la pelagra, una enfermedad que
afecta las mucosas de la boca provocando enrojecimiento y piel seca. Pequeñas
deficiencias de niacina pueden provocar nerviosismo, depresión e insomnio. Las
fuentes vegetales más importantes de esta vitamina son los cereales integrales,
papas, alcachofas, aguacates y dátiles.
B5 o Ácido Pantoténico: se le denominó así porque se encuentra “en
todas partes” de manera que es muy rara su deficiencia. Interviene en el
metabolismo de las proteínas, las grasas y los hidratos de carbono. Es
importante en la absorción de hierro y ayuda a la producción de adrenalina e
insulina. Se encuentra en grandes dosis en la levadura. Consumida en altas
dosis ayuda a disminuir el colesterol, a mejorar los procesos artríticos , a
controlar el lupus, disminuir la flatulencia. Los alimentos con mayor contenido
de B5 son, además de los cereales integrales, las semillas de girasol (alto
contenido) y las de ajonjolí; frutos secos, frijoles y lentejas, aguacates,
dátiles y las llamadas frutillas (fresas, grosellas, arándanos y otros frutos
rojos).
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| Semillas y frutos secos |
B6 o Pridoxina: además de participar en el metabolismo de las
proteínas, grasas y carbohidratos, contribuye a controlar los niveles de
homocisteína en la sangre, un aminoácido (componente de una proteína) cuyos
altos niveles producen mayor coagulación de la sangre y, por tanto, trombos y
enfermedades coronarias. Mantiene el sistema nervioso e inmunitario y participa
en la producción de hemoglobina. Las dermatitis seborreicas (piel escamosa) y
la caída del cabello son algunas de las consecuencias de su deficiencia.
También produce falta de memoria y anemia. Los vegetales que contienen mayores
niveles de esta vitamina son: soya y cereales integrales (los de mayor
contenido), nueces, plátanos y mangos. La vitamina B6 pierde propiedades con el
calor, por lo que es importante el consumo de vegetales crudos como: jugo de
tomate, de zanahorias. También el coliflor, el brócoli y las coles de Bruselas
contienen Vitamina B6.
B7 o Biotina: al igual que la vitamina B5, la biotina está
presentes en muchos alimentos y, además, las bacterias intestinales la
sintetizan, por lo que es rara su deficiencia. Interviene en el procesamiento
de los glúcidos, por lo que las personas con diabetes tipo II son propensas a
tener deficiencia de esta vitamina. Interviene en la formación de hemoglobina y
en la salud de las células de los músculos. Su deficiencia produce pérdida de
tono muscular, vómitos, cansancio, infecciones de la mucosa bucal. Casi todos
los alimentos contienen B7, pero en la dieta vegetariana no deben faltar los
alimentos integrales. Otros alimentos ricos en esta vitamina son las setas
(hongos), la levadura de cerveza y la soya. Los ajos, tomates y berros también
son ricos en Biotina.
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| Vegetales de hojas verdes |
B9 o Ácido fólico: se denomina así porque fue aislada por vez
primera en las hojas de espinaca y su nombre proviene del griego “folia” que
quiere decir “hoja”. Es esencial para la síntesis del Ácido Desoxirribonucleico
(ADN) que contiene y trasmite nuestra información genética. También del Ácido
Ribonucleico (ARN) responsable de la formación de proteínas y otros procesos
celulares. Interviene además en el desarrollo del feto, en procesos del
funcionamiento cardíaco y del sistema nervioso. Su deficiencia produce
diferentes niveles de anemia, cansancio, palidez y otros males. Está contenido especialmente
en los vegetales de hojas verdes (espinacas, acelgas, lechugas, berros y otras
hojas), el maní, los garbanzos y frijoles también son ricos en ácido fólico.
Entre las frutas: el aguacate, melón, plátanos y naranjas.
B12 o Cobalamina: es la vitamina del complejo B más recientemente
descubierta. Es vital para la absorción del hierro y la formación de glóbulos
rojos en la sangre. Es importante también para el buen funcionamiento del
cerebro, corazón, sistema nervioso y sistema inmunológico. Esta vitamina se
almacena en el hígado, donde hay reservas para hasta 3 años; el cuerpo humano
solo necesita poca cantidad y, para producirla intervienen el factor intrínseco
(glucoproteína producida por la mucosa del estómago) y los jugos gástricos que
sintetizan las proteínas, de manera que las enfermedades gástricas (gastritis) pueden
producir deficiencias de esta importante vitamina. Las personas mayores de 60
años dejan de producir el factor intrínseco. Es importante cuidar la
alimentación para mantener la salud del estómago. Hasta ahora no he encontrado
algún estudio que demuestre que solo el consumo de vegetales sea suficiente
para dotarnos de las cantidades necesarias, especialmente si se trata de
personas mayores de 60 años, mujeres amamantando y bebés. Es preciso incorporar
su consumo a través de suplementos de esta vitamina o el consumo de alimentos
enriquecidos con ella. Luego dedicaremos un artículo especial a este tema.
Colina: derivada de la degradación de fosfatidilcolina, que es un
compuesto de la lecitina. No siempre se la consideran del complejo B, pero
muchos lo hacen. Es una vitamina esencial en la formación estructural de la
membrana celular y protección del hígado, entre otras. Siendo tan importante se
explica que la leche materna sea rica en Colina. Esta vitamina impide que las
grasas se acumulen en el hígado, por lo que su deficiencia es causa del hígado
graso. Es imprescindible en la formación del acetilcolina, el mayor
neurotrasmisor del cerebro, responsable del funcionamiento de los músculos,
incluyendo el corazón. Los vegetales que la contienen son: la soya, coles,
coliflor, legumbres, el maní y el zumo de uvas.
Inositol: junto a la colina y la biotina interviene en la formación
de la membrana celular, el transporte de las grasas del hígado a las células y
la creación de neurotrasmisores. Es importante en la creación de células de la
médula ósea. Se encuentra abundantemente en el tejido ocular, por lo que se
atribuye a su deficiencia la llamada “ceguera nocturna”. Se asocia su déficit
con la esterilidad masculina, ya que interviene en la producción de
espermatozoides. Las fuentes vegetales de esta vitamina es el ácido fítico que
el organismo aprovecha a través de la acción de las enzimas que se encuentran
en el intestino. Se encuentra presente en los cereales integrales, las frutas
cítricas, los granos y las nueces, la alfalfa, los apios, zanahorias, brócoli y
espinacas.
PABA o Ácido paraaminobenzoico: aunque se considera parte del ácido
fólico, se le trata también como vitamina componente del complejo B. Interviene
en la protección de la piel, tanto que es un componente abundante de los
protectores solares, ya que actúa como filtro de los rayos ultravioleta. La
acción de algunas bacterias en el intestino, sintetizan esta vitamina, pero se
encuentra presente en el germen de trigo y los cereales integrales, las
melazas, espinacas y hongos contienen esta vitamina.
Ácido Lipoico: no se considera a este ácido como una vitamina ya
que el propio organismo es capaz de elaborarla. Actúa como un poderoso
antioxidante que elabora el propio organismo, considerado más potente que la
vitamina C. Interviene, con muchas vitaminas del complejo B, en la transformación
de los alimento en energía. Los vegetales ricos en ácido Lipoico son: la
levadura de cerveza, las hojas verdes y los cereales integrales.
Quienes tengan una dieta
vegetariana deben incorporar obligatoriamente en su dieta diaria la ingesta de
cereales integrales (no refinados), tales como el trigo, el maíz, la avena, el
arroz y otros más, fuente de casi todas las vitaminas del complejo B. Las hojas
verdes, las legumbres y las semillas y frutos secos, deben ser consumidas con regularidad no menor a 3 veces
por semana. Además, deberán incorporar el consumo de la vitamina B12 a través de los
alimentos enriquecidos o el consumo de esta vitamina en forma oral o
inyectable.



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